La enfermedad provoca un decaimiento progresivo del árbol,que ofrece un aspecto general de marchitez. Las hojas son más pequeñas de lo normal y de un color verde pálido. La copa del árbol se va defoliando, llegando las ramas a secarse completamente en un estado avanzado de la enfermedad. La fructificación va decayendo, aunque a veces se puede producir una fructificación excesiva, con muchos frutos de tamaño pequeño que no llegan a engordar. La causa del decaimiento del árbol es la pudrición de la mayor parte de las raíces alimenticias, que presentan un aspecto ennegrecido. En etapas avanzadas de la enfermedad es difícil encontrar dicho tipo de raíces. Las raíces más viejas y gruesas presentan en su interior unas manchas de color castaño-rojizo.
Un exceso de humedad en el suelo permite un desarrollo rápido del hongo. Por ello ha de evitarse plantar en suelos fuertes, arcillosos y con mal drenaje. Por consiguiente se aconseja efectuar las nuevas plantaciones
de aguacates en suelos que tengan un buen drenaje interno, ya que así es posible reducir o evitar los posibles daños producidos por Phytophthora. En California se han observado plantaciones realizadas en esos tipos de suelos, creciendo normalmente durante veinte años en presencia del hongo. La temperatura del suelo para el desarrollo del hongo se sitúa entre 21 y 30° C. Por encima de 33° C. y por debajo de 9-12° C. apenas hay o se reduce considerablemente la infección.
El pH óptimo del suelo para el desarrollo de la enfermedad es de 6,5. Reduciendo el pH hasta 3-3,5 se ha controlado el desarrollo del hongo en el laboratorio. Esos niveles de pH son prácticamente inalcanzables en el medio real de cultivo.
El hongo se puede propagar por medio del agua de riego,que puede pasar de zonas infectadas a zonas sanas dentro de
una misma plantación. Asimismo se debe evitar cualquier movimiento o traslado de tierra entre las citadas zonas por medio de máquinas y aperos de labranza, botas, paso de animales. Es muy importante no propagar la enfermedad por la introducción de plantas jóvenes, procedentes de viveros infectados.
Si en una plantación se observa algún árbol con los síntomas citados anteriormente, se tomarán sin demora las medidas siguientes:
- Reducir el número y volumen de los riegos para evitar un exceso de humedad en el suelo. Téngase en cuenta que un
árbol enfermo utiliza aproximadamente sólo la cuarta parte de gua que un árbol sano. Para conocer el momento óptimo de riego, es muy aconsejable el empleo de tensiómetros.
- Si es posible, mejorar el drenaje.
Extracto de www.mapama.gob.es/ministerio/pags/biblioteca/hojas/hd_1978_26.pdf
Autores: Luisa Gallo Llobet, Felipe Miralles Ciscar, Francisco Javier Álvarez de la Peña
Foto. Felipe Siverio de La Rosa. ICIA
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